COMONDÚ, POSTALES DEL PARAÍSO

Los aventureros, los amantes de la naturaleza y de los paraísos ocultos, aquellos que buscan experiencias nuevas en tierras desconocidas, descubrirán en la geografía del municipio de Comondú las más insospechadas experiencias.

Con tan solo preguntarle a la web sobre la ubicación de Comondú, arrojará cientos de imágenes majestuosas de paisajes desérticos, de animales fantásticos, de corredores de cañadas y sierras, de dunas interminables, de manglares e islas sacadas de cromos naturales.

La geografía de Comondú, a dos horas promedio de La Paz y a 1.20 de Loreto, concentra las islas Margarita y Magdalena que sedujeron a Francisco de Ulloa, Juan Rodríguez Cabrillo y Sebastián Vizcaíno en los siglos XVI y XVII, o al almirante Edward Belcher y el cazaballenero Charles Melville a mediados del siglo XIX. En sus aguas protegidas pasea y se reproduce la portentosa ballena gris, la amiga del turista, la que sonríe bajo la mano cariñosa del visitante, la que puede besar y saludar, desde una lancha de avistamiento, rentada en los puertos de San Carlos y de Adolfo López Mateos.

La red carretera y las rutas por mar son de fácil acceso a las costas del Pacífico Centro de Baja California Sur, que representan más de ochenta kilómetros de litorales, de canales de mangles, de dunas y de playas. Hacia el norte, destaca Scorpio Bay o San Juanico, un lugar bautizado como Bahía Arenas por el célebre Eusebio Francisco Kino, quien recorrió a caballo el país de los oasis, desde San Bruno hasta Puerto Año Nuevo, en 1685. Hoy se considera uno de los sitios ideales para el surfing por tener la ola más larga de América.

El contacto directo con la naturaleza, los ambientes desolados y naturales, son una experiencia digna de la mejor aventura de senderismo interpretativo. Recorrer las brechas de la costa de Magdalena, con sus endémicas “chirinolas” (cactus errante) tendidas sobre la arena, con sus lomeríos de dunas y sus laberintos de manglares, son ideales para pasear a caballo, en bicicleta, en cuatrimoto o kayak. Además los amantes de la fotografía podrán encontrar más de 414 variedades de aves migratorias como el ganso de collar, la garza morena, las fragatas, colmoranes, patos buzo y pelícanos.

La oferta turística es característica del ecoturismo, presente en isla Margarita, en cabo San Lázaro, en San Carlos y Adolfo López Mateos, en San Juanico, en La Purísima y en San Miguel de Comondú. La comida varía de acuerdo a los ecosistemas y va desde la comida tradicional hasta las sofisticadas recetas del chef.

La aventura de la cabalgata está presente en las tradiciones culturales del municipio. La ruta de los oasis, descubierta por el padre cosmógrafo Kino, es una entrada al paraíso.

Así lo describió el periodista Fernando Jordán en El otro México: Shangri-La*, el paraíso ficticio de James Hilton, es un paisaje similar al Magreb de Marruecos, con cientos de palmas datileras que afloran de la cañada como paraguas verdes que contrastan con la aridez de la sierra. El oasis de los Comondú, San Miguel y San José, fueron antiguos asentamientos jesuitas del que se extraía la aceituna, el vino artesanal y otros productos hortícolas. Para el viajero, es la entrada a un mundo vaquero, con tradiciones casi intactas desde el siglo XVIII, donde además encontrará pinturas rupestres y muros de basalto.

Más adelante, cercano a la costa, se localiza otro oasis, asiento de la misión jesuita de La Purísima Concepción (1717-1719). El manto de palmeras se extiende entre dos poblados, San Isidro y La Purísima, bañadas por el arroyo Cadegomó. Destaca un monumento orográfico bautizado como El Pilón, que permite a los fotógrafos y a los senderistas impresionantes imágenes del paisaje. Pasear por los senderos de piedra, pasear en kayak sobre las tranquilas aguas del arroyo, apreciar las aves abundantes y las tradiciones de vaquería, hacen a La Purísima un sitio fascinante donde, además, se puede disfrutar de una rica gastronomía a base de vino artesanal, de cabrito, de quesos y dulces de dátil y naranja.

El periplo hacia la zona norte del municipio sigue la carretera transpeninsular para interconectarse de Ciudad Insurgentes a La Purísima, a San Juanico y a los Comondú, con un tiempo de recorrido de una a dos horas. Seguramente encontrará lugar de paz y descanso, interrumpido apenas por el viento de las palmeras.

Antes de llegar de La Paz a Ciudad Constitución existe un camino de brecha de unos 22 kilómetros que conduce a la misión de San Luis Gonzaga (1740), en la Sierra de la Giganta. El sitio cuenta con un casco de hacienda que perteneció a los soldados españoles Felipe Romero y Fernando de la Toba. En el siglo XIX fue cabecera de Intermedios y un importante rancho ganadero que se extendía sobre los llanos de Magdalena.

La Sierra de la Giganta oculta una gran variedad de pequeños oasis y ranchos típicos. Algunos pequeños poblados como Tepentú, Batequitos y San José de la Noria representan la cultura ranchera del Cuerudo, herederos de los antiguos Soldados de la Cuera. La ganadería que se practica en la zona serrana es caprina. Residencia del puma, del gato montés y del borrego cimarrón, su caza es restringida.

Las aventuras en Comondú, narradas por cientos de turistas extranjeros y nacionales, indican experiencias únicas. Campamentos bajo el cielo estrellado en las islas, cercanos a los sitios de refugio de lobos marinos o de las olas salvajes de Cabo San Lázaro; paseantes de las dunas, ante la mirada sorprendida de los coyotes; tripulaciones guiadas por lancheros expertos a la Isla de Patos, a la Isla Creciente, a Punta Belcher o a Puerto Alcatraz.

[two_first] El municipio de Comondú representa un rico filón de atractivos naturales e históricos. A la tranquilidad del municipio, se suman los infinitos remansos de la naturaleza, sus sombreados oasis, su brisa marina, el diálogo de las ostras en los manglares, el canto de las aves marinas, las cañadas de silencio en la sierra, la explosión de atardeceres en el Océano Pacífico y el tapete estrellado del firmamento. Sus sitios arqueológicos y edificaciones coloniales forman parte del catálogo del patrimonio cultural de México.
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El avistamiento de la ballena gris y la pesca deportiva, el snorkel y el senderismo, atraen más de cien mil turistas al año, pero las bellezas del paraíso, las más recónditas y ocultas, esperan la visita del nuevo viajero de aventura.

*Shangri-La, un lugar descrito en la novela Horizontes Perdidos (1933) del escritor británico James Hilton.

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