El Archivo Histórico de Baja California Sur

A finales de 1970, el doctor Miguel León-Portilla decidió ir a Baja California Sur, y en La Paz dictó dos conferencias sobre historia californiana. Fue entonces que, con carácter de director del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, interrogó sobre la ubicación del archivo de la entidad.

Pasado el momento de confusión en que todos se hicieron la misma pregunta. Alguien dijo que en la azotea de la cárcel había un cuarto lleno de papeles viejos.

Nos trasladamos allí acompañados por quien era director de Acción Social, el profesor Armando Trasviña Taylor y su colaborador Eligio Moisés Coronado. Al llegar a la cárcel en el edificio Sobarzo se nos asignó un preso de confianza que nos condujo a dicho cuarto. Entramos con él y vimos amontonadas decenas de legajos, algunos manchados con sangre.

Uno de los presos explicó ante nuestro asombro:

-Se acostumbraba a interrogar a los prisioneros en un cuarto, a veces a punta de golpes que los hacía sangrar de la nariz. Los pobres no teniendo con qué limpiarse, se hacían de aquellos papeles.

Miguel Portilla, pudo platicar con el gobernador Hugo Cervantes del Río, que escuchó y aceptó gustosamente la propuesta de que el instituto universitario a cargo del doctor enviara a dos personas para el rescate, ubicación y organización del archivo recién descubierto.

Las dos investigadoras comisionadas se encargaron de su instalación en una parte de la Casa de la Cultura de La Paz, ubicada en las calles 5 de Mayo y Belisario Domínguez. También asumieron la tarea de capacitar al personal que en adelante se encargó de atender el nuevo repositorio, que fue inaugurado el 9 de mayo de 1969 por el gobernador Cervantes del Río, dentro de la Casa de la Cultura.

Luego de que la picota acabó con esta última, se cambió al edificio de las calles Melitón Albáñez y Antonio Navarro, que compartió en la planta alta con el Archivo General del Estado.

En 1986 fue cambiado a un espacio en el cuerpo frontal del Teatro de la Ciudad con el nombre del historiador sudcaliforniano Pablo L. Martínez.

Y en 2014 se construyó un local propio en el mismo predio de la Unidad Cultural Jesús Castro Agúndez por la calle Ignacio Manuel Altamirano.

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