Viajando

Para la revista de primavera, el equipo de Tendencia exploró algunos lugares en Mulegé para continuar con la secuencia de los diarios de viaje por temporada. Con un clima agradable y una población generosa, esta región del norte de Baja California Sur de más de 33.000 kilómetros cuadrados, es el municipio más grande de la República Mexicana en contraste con la escasa población de menos de 60.000 habitantes.

Es un paraíso para los amantes de la naturaleza, se puede explorar de diversas formas básicamente por terracerías, brechas y en su tramo de Santa Rosalía hasta Guerrero Negro por carretera pavimentada. En el golfo de California existen embarcaciones que navegan alrededor de las islas San Marcos y Santa Inés.

Salina El Cuarenta, en el lado oeste, es constantemente visitada debido a su magnitud y la espectacular meseta que la delimita. En cuanto a belleza natural, la zona que rodea la misión de Nuestro Señor de San Ignacio, conocida como Kadakaamán, es un impresionante oasis con un ecosistema abundante.

En la Laguna de San Ignacio hay varios campamentos que son una oportunidad inigualable para hospedarse. La opción que se eligió en esta ocasión fue Pachico’s. La administradora y bióloga marina, Adriana del Águila lo describe como un lugar donde los viajeros pueden interactuar con la naturaleza como una actividad cotidiana. Por la noche, se puede apreciar la bóveda celeste como en pocos lugares en el mundo, es famosa la luminosidad en la península.

En El Delgadito se entrevistó a David Borbón, quien se dedica a la conservación y reproducción de manglares. Después, se visitó a Francisco Burgoin, quien se dedica al monitoreo de tortugas para la preservación, su cooperativa está justo en la bocana de la Laguna de San Ignacio, el lugar se llama El Cardón. Casi es imposible describir adecuadamente la belleza natural de esta zona, famosa por ser un santuario ballenero. 

Esta excursión llegó al corazón de todos los participantes por la simpatía, amabilidad y voluntad de las personas que los atendieron para mostrarles su estilo de vida sudcaliforniano en todos los lugares que visitaron.

Las anécdotas de Doña Graciela López Aguilar estaban siempre impregnadas de un calor humano, un orgullo y una sinceridad excepcional. Ella estaba encantada de contarnos su vida a primera hora de la mañana, acompañando la conversación con un café “Talega” preparado por su hija Noemí.

Magia pura se descubrió en la Reserva de la Biósfera del Vizcaíno, acompañados de Indira López e Isidro Sánchez quienes fueron los embajadores del místico municipio de Mulegé.

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