Así como la Carretera Transpeninsular guarda espectaculares paisajes para los viajeros, también posee sus peculiaridades. Andar bien despiertos durante la noche es primordial para conducir y acentuar los recaudos durante el trayecto entre Loreto y La Paz: dicen que en un tramo específico puede aparecer una mujer pidiendo raite.
Conocido por su relieve empinado, con curvas cerradas, pendientes pronunciadas y un paisaje árido y montañoso, este tramo exacto donde ocurre la aparición se encuentra cerca de la zona conocida como La Cuesta del Ligüí. Es una sección particularmente peligrosa y solitaria de la carretera, sobre todo durante la noche. Se recomienda tomar un buen café sirve para espantar el sueño y conducir con paciencia y precaución.
La aparición se da generalmente en las noches oscuras, cuando no hay tráfico y el ambiente se vuelve más desolado. Entre las sombras de las montañas y la escasa iluminación de la carretera, los conductores y viajeros afirman haber visto a la misteriosa mujer vestida de blanco pidiendo ayuda o aventón y, en un abrir y cerrar de ojos, desaparece. Las condiciones desérticas del tramo contribuyen a la atmósfera de misterio que rodea la leyenda.
La historia cuenta que una pareja de recién casados murió en un accidente en una de estas curvas y ella desapareció de forma sospechosa. A partir de entonces, una mujer vestida de blanco pide raite a los viajeros, y si no le das el aventón, se te aparece sentada en el asiento del copiloto… o detrás de ti.
Los pobladores de Ligüí, el pueblo pesquero que da nombre al tramo carretero, aseguran que, al detenerse, la mujer sube al vehículo sin decir una palabra, pero, en algún punto del trayecto, desaparece misteriosamente.
Una versión más amable relata que, al aparecerse, esta mujer advierte a los conductores sobre los peligros del camino, siendo un recordatorio de lo traicionera que puede ser esta carretera, especialmente en la oscuridad y la soledad de la noche.
Recuerda que, al final, las leyendas tienen una función de advertencia, por lo que actuar con respeto, prudencia y precaución es lo mejor tanto para tu seguridad como para mantener el misterio y la esencia de la historia. Por eso, el consejo es uno: conducir despacio y no rebasar; más vale llegar vivos que formar parte de una nueva leyenda loretana.