La Paz-Airapí

También llamada “El país de las perlas” ya que aún guarda en su seno ricos placeres de nácar ha ejercido una especial fascinación en quién la visita, tal y como lo han dejado plasmado en descripciones y crónicas la pluma de grandes escritores a través de los tiempos, además, inspirados por su singular geografía, la diversidad de vida en sus mares, y la riqueza de la cotidianidad de los porteños, nos legaron poemas, leyendas y cuentos con identidad propia.

La ciudad y puerto de La Paz es un lugar hecho para los amantes de la cultura; los promotores culturales se dan de manera natural, la pintura, las letras, la danza, la música y las artes escénicas desde el inicio de la formación de la ciudad, han prevalecido en primer orden.

Sobre sus tradiciones se ha mantenido permanente el comentario que, en La Paz, en cada casa se cuenta con un piano, cosa que es relativamente cierto, debido a que es tradición que todos los niños recibieran clases de música, en especial de piano. De tal manera que, al recorrer las calles bajo la sombra de frondosos laureles de la India, era fácil imaginar que las notas musicales se desprendían del follaje, mencionando también que con frecuencia todo se estremecía, al escuchar las quejas desesperadas del piano, al ser atacado por un principiante y atrevido ejecutante. Hoy no sólo son las notas del piano las que se escuchan, también surgen de muchos otros instrumentos.

Los pinceles recorren incansables el lienzo plasmando ensueños, los pies se deslizan suave y vigorosamente mientras el cuerpo se nutre de vida, los diálogos fluyen y los altos tonos vibran en medio de arpegios.

La temporada del confeti se da durante los carnavales paceños desde finales del siglo XIX, tantas y tantas hermosas porteñas han sabido portar con donaire la corona de estas celebraciones, trajes deslumbrantes, carrosas, alegría y convivencia sin igual.

Mi puerto de La Paz sencillo, hospitalario y todavía acogedoramente provinciano, con el aroma de sus jardines soñolientos y el olor sabor y colorido tan excitante de su cocina, nos permite disfrutar de una variada gastronomía.

Conservándose en los más selectos restaurantes del puerto, las recetas tradicionales de aquellas cocinas en donde las abuelas daban el toque final a las delicias que se llevaban a nuestra mesa, las que hoy, se brindan al mundo siempre ávido de algo diferente.

La ciudad y puerto de La Paz ha crecido a la par que se ha fortalecido, ha acrecentado la belleza de su entorno, sus centros culturales y ha mantenido su disposición hacia al progreso. A lo largo de su costa inigualable el final del día continúa  sorprendiendo con cada atardecer, acuarela mágica siempre diferente en donde esplende la bahía de mil colores, la que al instante mismo en que el astro rey se sumerge en un mar bermejo, da paso a la noche con veladas inesperadas.

¡Vive la vida, vive La Paz, vive Airapí!

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