Cortés no vio en la caída de Tenochtitlan el final de sus afanes, sino más bien la oportunidad de construir una nueva nación, parte de España, a la que se propuso hacer grande en un proyecto incluyente donde participaran tanto nativos como españoles, en un mestizaje racial y cultural.
Carlos Lascano
Dentro de la narrativa, destacan en una historia aquellos personajes con características admirables o que se encuentran resolviendo un problema rodeados de circunstancias extraordinarias. En la línea de tiempo de la Península Mexicana de California, existen sucesos asombrosos que originan muchas historias y personajes de película.
Una de estas historias extraordinarias está basada en un pasaje poco conocido en la vida del controvertido y notable personaje de la historia de América, Don Hernán Cortés. El episodio que a continuación se narra fue determinante en su vida y en el proceso histórico de la península. El relato desarrolla la mezcla de fantasía, realidad y literatura que genera el descubrimiento de la península y el origen de su nombre:
En antigua visión Azteca del mundo se consideraba que el universo se dividía en cuatro lugares, a cada uno le correspondía una creencia, cada nombre tenía un significado y representaba a un punto cardinal.
Para este episodio destaca la región de Cihuatlan que significa «lugar de las mujeres» y que representa al occidente. Este lugar estaba ligado a la leyenda de Tonatiuh el dios sol que en su viaje diario era acompañado por las mujeres muertas en parto desde el cénit hasta el ocaso, es decir hasta el occidente.
Como reflejo de esta creencia, se encuentran en la toponimia de México lugares que conservan el nombre o parte de él, como Cihuatlán en el estado de Jalisco.
Después de la conquista del imperio azteca, Hernán Cortés en 1523 envía a su capitán Gonzalo de Sandoval a explorar las costas del hoy Pacífico mexicano con el objetivo de investigar toda información para descubrir un estrecho que permitiera la navegación directa del Atlántico al Pacífico. Sandoval recaba información con los pobladores de Cihuatlán, quienes seguramente le contaron el relato del acompañamiento de las mujeres a Tonatiuh el dios solar, el cual fue comunicado a Cortés.
En 1510 en Sevilla España se publica la célebre novela de Garci Rodríguez de Montalvo, Las sergas del muy virtuoso y esforzado caballero Esplandián hijo de Amadís de Gaula, siendo el quinto libro de una serie sobre caballerías. La novela relata las aventuras de Esplandián, vencedor de seres fantásticos y musulmanes que lucha por el amor de una princesa en lugares reales y ficticios, uno de ellos una isla muy especial:
«Sabed que a la diestra mano de las Indias una isla llamada California muy cerca de un costado del Paraíso Terrenal; y estaba poblada por mujeres negras, sin que existiera allí un hombre, pues vivían a la manera de las amazonas. Eran de bellos y robustos cuerpos, fogoso valor y gran fuerza. Su isla era la más fuerte de todo el mundo, con sus escarpados farallones y sus pétreas costas. Sus armas eran todas de oro y del mismo metal eran los arneses de las bestias salvajes que ellas acostumbraban domar para montarlas, porque en toda la isla no había otro metal que el oro».
Debido a la popularidad que alcanzó en esa época el libro, no es errado pensar que lo hubiesen leído los capitanes de Cortés.
En 1524 Hernán Cortés, da cuenta en un apartado de su cuarta carta de relación a su majestad el emperador de España a Carlos V, del reporte que le hizo Gonzalo de Sandoval de lo sucedido en la región de Cihuatlán en 1523, enunciando:
“ . . . asimismo me trajo relación de los señores de la provincia de Ciguatán, que se afirman mucho haber una isla toda poblada de mujeres, sin varón alguno y que en ciertos tiempos van de la tierra firme hombres, con los cuales han acceso y las que quedan preñadas, si paren mujeres las guardan y si hombres los echan de su compañía y que esta isla está diez jornadas de esta provincia y que muchos de ellos han ido allá y la han visto. Dícenme asimismo que es muy rica de perlas y oro; yo trabajaré, en teniendo aparejo, de saber la verdad y hacer de ello larga relación a vuestra majestad.”
Es evidente la semejanza entre algunos puntos que hay entre la leyenda de Tonatiuh, la isla de las amazonas y el reporte de Sandoval a Cortés. En aquellos tiempos las creencias superaban a la ciencia, por lo que es muy posible que al oír la leyenda traducida del náhuatl al español y teniendo en mente la novela, se haya interpretado el dicho de los señores de Cihuatlán como la ruta hacia la California de Las Sergas de Esplandián.
De esta manera, se inicia uno de los proyectos más ambiciosos de Hernán Cortés, al cual, después de algunos años, invertiría muchos recursos en costosas exploraciones a la península, sin poder finalmente conquistarla. No obstante, de estas travesías resultaron el descubrimiento de esta tierra y de nuevas rutas marítimas, el nombre de California, la fundación de bahía de la Santa Cruz – hoy La Paz – y la revelación de que la isla en realidad era una península, generando con estos esfuerzos un notable progreso al nuevo mundo y las bases históricas de la actualidad a nuestra península de California.
Hasta aquí la primera entrada para el guion.