Sierra de la Giganta tiene una ladera que desciende hacia el Pacífico sobre la que existe una verde, larga y sinuosa cañada en la que desde 1714 existen dos pueblos: San José de Comondú y San Miguel de Comondú, coloquialmente llamados Los Comondú.
¿Quiere conocer cómo son los habitantes y su entorno desde siglos pasados? Al llegar a la cañada, empezará a sentir lo maravilloso que es encontrar un oasis en la inmensidad de las planicies desérticas de la California mexicana. Descubrirá en los habitantes de Los Comondú un estilo de vida donde las tradiciones de hace dos siglos subsisten casi intactas.
Al visitar Los Comondú es inevitable percibir y contagiarse de una forma de vida sencilla, diferente, pues a pesar de ser apacible y relajado, conserva la disciplina del trabajo de los ranchos exigente y continuo, que, con todo y ello, no puede evitar la amable hospitalidad con la que reciben a los viajeros.
Ambos poblados están separados por un camino de 3.5 kilómetros que fue parte del Camino Real Misional. Se asientan entre pequeñas huertas a las que atraviesa un arroyo cristalino y fresco, que de forma perenne brota en ojos de agua localizados en la parte oriental de la cañada, llamado desde la época de los jesuitas Arroyo de San José, el cual serpentea caprichosamente en su recorrido acercándose a uno u otro de los acantilados que bordean la cañada. La misión de San José de Comondú contó con la más grande de las iglesias misionales de la que aun se conserva una parte.
Estos pueblos fueron protagonistas del desarrollo peninsular, pero su población descendió tras quedar aislados por el trazo de la Carretera Transpeninsular; no así su esencia, que hasta hoy conserva una particular forma de vida característica de los californios herederos del paisaje misional que continuaron la tradición agrícola y ganadera iniciada por los misioneros, pero que al igual que los cazadores-recolectores que ahí habitaron, tuvieron que respetar y saber administrar los recursos que el entorno les ofrecía para poder sobrevivir y progresar, por lo que desarrollaron una sociedad coordinada, trabajadora, honesta, disciplinada y austera que logró una modesta prosperidad complementada con una educación, tanto familiar como formal, enfocada en los valores humanos.
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Y si uno permanece un par de días por lo menos conocerá parte de sus tradiciones: gastronomía, fiestas patronales, cabalgatas, vino misional y el trato entre la gente, entre otras actividades como senderismo hacia las pinturas rupestres y prismas basálticos, un verdadero tesoro que Los Comondú ofrecen a quienes llegamos a ese edén que un escritor mexicano consideró el lugar “en el que se comprueba la existencia de Shangri-la”.