Actualmente existen tres estados que contienen la palabra California, los nombres completos son: Baja California Sur y Baja California, en la península del noroeste de México, y California, en el suroeste de los Estados Unidos de América. Cuando decimos “Las Californias”, nos referimos a los tres.
Una breve reseña del surgimiento de las Californias es la siguiente: En 1534 se descubrió la península Californiana, hoy llamada Baja California, por parte de la tripulación de un navío enviado a explorar el hoy llamado océano Pacífico, por Hernán Cortés, el mismo que encabezó a los españoles que apenas unos años antes habían invadido el territorio de lo que hoy es México, sometiéndolo por medio de las armas, y poniéndolo a disposición de España con el nombre de Nueva España. Tras el descubrimiento de la península, por esa embarcación que conducía Fortún Jiménez de Bertandoña, quien perdió su vida tras el desembarco que hizo al descubrirla, los marineros que lograron salir con vida dieron cuenta de la existencia de esa tierra, y de las perlas que se podían obtener ahí.
Las noticias llegaron a oídos del patrocinador de la expedición, quien decidió viajar personalmente a la “conquista” de esas nuevas tierras. El 3 de mayo de 1535, Hernán Cortés puso pie la península, en la bahía que llamó “Bahía de la Santa Cruz”, donde pretendió crear la primera colonia novohispana en esa enorme “supuesta isla que ya comenzaba a llamarse California” (Rodríguez Tomp, Historia General de Baja California Sur, 2003), pero en 1536, tras padecer una serie de reveses en su intento de estabilizar la vida de ese asentamiento, tuvo que abandonar el sitio con toda su gente, pues las áridas regiones que hallaron en el lugar en el que pretendían permanecer, no parecían ser capaces de producir alimento suficiente para los colonos, y no había fondos suficientes para sufragar el costo de continuar abasteciendo la colonia desde el macizo continental.
A partir de ese primer intento de “conquista”, se registran algunos otros intentos más por diferentes personas en los 160 años posteriores, sin que se lograra crear un asentamiento humano permanente que diera pie a la colonización de California, hasta 1697, año en que el padre Juan María de Salvatierra S. J. encabezó la creación de la primera misión permanente en Loreto, misión que a la postre se convirtió en la madre de las misiones Californianas, a través de las cuales se logró anexar a la Nueva España la península Californiana, y tiempo después, una enorme extensión de tierras al norte de la misma, que formó parte de California y que en 1777 se denominó Nueva California, o Alta California, y que simultáneamente originó que la California original, la peninsular, se empezara a llamar Antigua California o Baja California, para diferenciar claramente una región de la otra.
En 1824, ya independizado México de España y tras la desaparición del Imperio de Agustín de Iturbide, la reorganización administrativa del territorio mexicano creó las provincias de Alta y Baja California.
De esta forma, en 1835, en la fecha aproximada en la que Francisco Bareño Garayzar desembarcó en Loreto, fue la tierra que le dio acogida a él y a casi toda su descendencia.
En 1846 las fuerzas armadas norteamericanas invadieron la Baja California, como parte de la declaración de guerra del presidente norteamericano en turno que injustamente “acusó a México de constantes “insultos” y de haber derramado sangre norteamericana en territorio de Estados Unidos, lo cual era falso.” La guerra expansionista norteamericana con la que se invadió el territorio mexicano, terminó al firmarse el tratado de Guadalupe-Hidalgo, mediante el cual los estadounidenses se apropiaron de extensos territorios mexicanos, entre ellos la Alta California, que desde 1847 fue tomada como un botín de esa guerra para ser integrada al creciente país vecino, y pasó a ser denominada California, únicamente, deshaciéndose de la palabra Alta, que le servía para distinguirse de la Baja California. Así, la región peninsular que se llamó California durante dos siglos y medio, desde la cuarta década del siglo XVI hasta la octava década del siglo XVIII, continuó llamándose Baja California, mientras que la región estadounidense de la esquina Suroeste de ese país que se llamaba Alta California pasó a llamarse California, hace poco más de un siglo y medio.
La California Mexicana, llamada Baja California desde fines del siglo XVIII, permaneció siendo el territorio más occidental y menos poblado de México. Posteriormente, “en 1881, el presidente Porfirio Díaz estableció el paralelo 28° de latitud norte como línea divisoria entre ambas Californias mexicanas, y en 1888, el territorio peninsular fue dividido en los Distritos norte y sur” (Coronado, 2015). Hoy esos distritos pasaron a convertirse en los Estados de Baja California y Baja California Sur.