Pionero del Valle de Santo Domingo:

Salvador González Moreno

El libro Pionero del Valle de Santo Domingo: Salvador González Moreno nace de un encuentro fortuito y de una memoria viva. Leonardo Reyes Silva, maestro y cronista de la península, relata en su prólogo cómo, durante una sobremesa, Rubén González González le preguntó si estaría dispuesto a escribir una semblanza de su padre. Aquella pregunta sencilla se convirtió en la chispa que dio forma a una obra dedicada a rescatar la historia de un hombre clave en la colonización del Valle de Santo Domingo.

Reyes Silva aceptó sin dudar. Su experiencia personal como maestro le permitió ser testigo directo de los primeros años de la colonia Jalisco, fundada por Salvador González Moreno y las familias que llegaron desde Jalisco a mediados del siglo XX. En esas tierras agrestes, González Moreno no solo impulsó el establecimiento de nuevas comunidades, sino que también gestionó la creación de un centro de población con escuela para los niños de ranchos cercanos, lo que daría origen al actual poblado Ignacio Zaragoza.

El prólogo recuerda que aún queda mucho por decir sobre este pionero que tuvo la osadía de enfrentar al desierto de Baja California Sur y abrir camino para las generaciones futuras. Más allá de los datos históricos, la obra busca mantener viva la memoria de un hombre cuya visión y esfuerzo transformaron una región.

Sobre el Autor:

Autor de obras fundamentales como Historia del Estado de Baja California Sur, El Molino de Viento, Mitos y Leyendas Sudcalifornianas y Mis recuerdos del Valle de Santo Domingo, Leonardo Reyes Silva se convirtió en un referente para quienes buscan comprender la identidad peninsular.

Nació en Santa Rosalía, Municipio de Mulegé, en 1930, en una modesta vivienda, entre el bullicio de la fundición de El Boleo y los silbatos que marcaban el ritmo de los mineros. Pasó sus primeros años entre el trajín obrero del puerto y, más tarde, en Sinaloa y La Paz, donde comenzó a forjar su vocación.

En 1950 se recibió de profesor de enseñanza primaria y, con apenas 20 años, inició su labor docente en el Valle de Santo Domingo. Allí conoció de cerca el esfuerzo de los campesinos y formó a generaciones de niños en comunidades rurales como San Salvador y Santo Domingo.

En 1999 recibió el reconocimiento “Forjador de Generaciones” de la Escuela Normal Superior de Baja California Sur. Además, de 1992 a 1997 dirigió el Archivo Histórico “Pablo L. Martínez”, contribuyendo a preservar la memoria de la región. También colaboró de manera permanente en periódicos y revistas de La Paz.

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