La sala de capacitación del Cuerpo de Bomberos de Cabo San Lucas estaba llena de uniformes de distintos colores y escudos. Se escuchaban acentos de varios estados, pero todos con algo en común: hablaban el mismo idioma del servicio y la emergencia.
El anfitrión abrió la sesión con una frase que marcó el tono del día: “Muy pocos cuerpos de bomberos pueden dar un nivel de capacitación superior; por eso confiamos totalmente en la capacidad de Bomberos Tijuana”. Con esas palabras dio la bienvenida al equipo instructor y cedió el micrófono al presidente del patronato, el doctor Martín Alcázar Castañeda.
Al tomar la palabra, Alcázar habló no solo como directivo, sino como anfitrión de casa:
Reconoció el trabajo especializado de los instructores, expresó su respeto y dejó claro que Los Cabos, aunque es una ciudad más pequeña, tiene la misma capacidad de “cobijar con cariño y con amor” a quienes vienen a compartir su experiencia.
Un curso especializado: rescate de zanjas con sello nacional
Después vino la voz del instructor principal de Bomberos Tijuana, con más de 23 años de servicio y 18 como formador a nivel nacional. Contó que, a pesar de tantos años recorriendo el país, era la primera vez que pisaba Cabo San Lucas, y no escatimó en elogios:
Dijo que el puerto es “una de las plataformas más importantes de México para profesionalizar a los bomberos locales”.
El curso que imparten —Rescate en Zanjas— forma parte de un programa nacional que en Tijuana se trabaja bajo el nombre “Rescate en Zanjas y Deslizamientos”, diseñado para estandarizar procedimientos y aplicar técnicas seguras en escenarios donde una zanja puede colapsar y atrapar a trabajadores o vecinos.
Este tipo de capacitación incluye, entre otros temas:
- Evaluación de suelos y riesgos de colapso.
- Técnicas de apuntalamiento y estabilización de zanjas.
- Trabajo con cuerdas y maniobras de extracción en espacios reducidos.
- Atención médica dentro de la zanja y evacuación segura de la víctima.
El instructor explicó que es un curso difícil de acceder, tanto por el nivel técnico como por el costo que representa montarlo: requiere inversión cercana a un millón de pesos en logística, materiales, equipo y horas de instrucción. “No es fácil, aprovéchenlo por completo”, insistió.
De Tijuana a Los Cabos: una red de instructores

El equipo que hoy está en Cabo San Lucas no viene solo de una ciudad.
En la presentación se mencionó que hay instructores originarios de Navojoa, Ciudad Juárez, Ciudad de México, Tijuana y Los Cabos, y que al curso se suman bomberos de distintos departamentos del país, entre ellos:
- Jalisco
- La Paz
- San José del Cabo
- Mexicali, entre otros.
La idea, explicaron, es que el grupo de instructores sea multidisciplinario e interinstitucional, de manera que las técnicas y experiencias que se comparten estén probadas en escenarios muy distintos: desde grandes ciudades fronterizas hasta municipios turísticos como Los Cabos.
“Quítense la camisa”: aquí todos somos bomberos
Uno de los momentos más simbólicos de la inauguración llegó cuando, desde el presidium, se lanzó una invitación muy directa:
“Quítense la camisa de su departamento. Aquí todos somos bomberos”.
Más allá de la broma, el mensaje era claro: en un curso de este nivel no hay espacio para rivalidades ni egos. Lo que importa es la esencia del bombero, esa que prioriza el trabajo en equipo por encima de quién trae el mejor uniforme o el equipo más nuevo.
Los organizadores insistieron en que la sinergia entre participantes es tan importante como el contenido técnico. Un curso así solo funciona cuando todos se ven como parte del mismo objetivo: regresar vivos a casa y rescatar con seguridad a quien lo necesite.



Escenarios controlados… pero no exentos de riesgo
Quienes dieron la bienvenida no maquillaron la realidad: los ejercicios prácticos del curso, aunque se realizan en condiciones controladas, siguen siendo situaciones de riesgo. Se trata de recrear escenarios reales de colapso, trabajar dentro de zanjas profundas, maniobrar con herramientas y apuntalamientos pesados.
“Se van a meter en escenarios que, aunque estén controlados, no dejan de ser riesgosos; por eso es importante que estemos conectados y trabajemos como un solo equipo”, se recalcó antes de dar inicio a las actividades.
También se hizo reconocimiento al trabajo silencioso del personal administrativo y al área de capacitación —mencionada en voz del maestro Raward— que durante meses ajustó logística, hospedajes, transporte y materiales para hacer posible el curso.
Cabo San Lucas como casa y plataforma
En varios momentos se repitió la misma idea: Cabo San Lucas puede ser pequeño en territorio, pero es grande en la forma en la que abraza a quienes vienen a capacitarse y a enseñar.
El mensaje final del equipo local fue de cercanía y respaldo total:
- A los instructores se les dijo que “Cabo siempre será su casa”.
- A los participantes que vienen de otros estados, se les pidió sentirse con la confianza de acercarse ante cualquier necesidad, incluso compartiendo teléfonos personales para apoyarlos durante su estancia.
Entre anécdotas —como la de un bombero de Guadalajara que se lesionó incluso antes de llegar al curso y ya estaba siendo atendido— se reforzó la idea de que cuidarse entre compañeros también forma parte del aprendizaje.
Lo que significa para Los Cabos esta capacitación en rescate de zanjas
Este curso no solo eleva el estándar del Cuerpo de Bomberos de Cabo San Lucas, sino que coloca al municipio dentro de una red nacional de profesionalización en temas altamente especializados, como el rescate en zanjas, que se ha impulsado desde Tijuana con cursos reconocidos y replicados en distintos estados.
Para la comunidad de Los Cabos, el impacto se traduce en:
- Mayor seguridad en obras, calles y desarrollos donde se realizan excavaciones profundas.
- Un cuerpo de bomberos con técnicas estandarizadas para intervenir en colapsos de zanjas de forma segura.
- Un destino turístico que, además de playa y hospitalidad, invierte en capacitación seria y de alto nivel para proteger a residentes y visitantes.
La invitación, tanto para bomberos como para la ciudadanía, es aprovechar este tipo de esfuerzos: ellos, perfeccionando sus técnicas en el campo de entrenamiento; y nosotros, reconociendo que detrás de cada emergencia atendida hay horas de estudio, sudor y trabajo en equipo.


