Bajo el cielo amarillo de Limonetto

Cuando el miércoles 15 de enero se inauguró Limonetto, el nuevo restaurante siciliano en el centro histórico de San José del Cabo, parecía que todo estaba en perfecta sincronía: la música, los aromas, las sonrisas, y hasta la luna, que se alzaba amarilla como un limón de Sicilia sobre el estero.

La velada comenzó con una bienvenida que invitaba a quedarse. Oleadas de aroma a palo santo impregnaban el aire, mientras grupos de invitados llenaban el salón con su conversación animada. La decoración era un canto a la esencia siciliana: limones amarillos brillaban en cada rincón, recordando la importancia de esta fruta en la cultura y economía de Sicilia.

En el patio, bajo la sombra majestuosa de un árbol de parota, se sentía la calidez del lugar. El horno de barro, decorado con mosaicos que evocaban paisajes mediterráneos, era el centro de atención. Allí, el chef napolitano Giorgio Sarracino, con una sonrisa que reflejaba su pasión, lideraba el desfile de delicias: pizzas de masa esponjosa, pastas con salsas tradicionales y pequeñas sorpresas de la cocina siciliana que deslumbraban en cada bocado. “Todo aquí lo hacemos en casa: el pan, la pasta, incluso seguimos recetas que no se ven tanto en México porque queremos mantener la esencia de nuestra tierra”, comentó Donatella Fabio, socia fundadora.

Donatella también compartió la historia del sueño que dio vida a Limonetto. “Ha sido siempre un sueño de mi papá, pero siempre lo había dejado para otra ocasión. La pandemia me trajo a Los Cabos; llegué aquí queriendo empezar un proyecto. Y de repente dije, ¿por qué no? Empezamos con la idea de un lugar pequeñito y, de repente, se convirtió en este hermoso lugar”. Su papá, Leo Fabio, quien llegó a México desde Sicilia en 1,978, no podía ocultar su emoción. “Limonetto es ese rincón siciliano que siempre había soñado. Estoy feliz”, comentó con los ojos llenos de orgullo.

Para acompañar los platillos, Baja Wines servía vinos y tragos que maridaban a la perfección con los sabores intensos y frescos del sur de Italia. Mientras tanto, la banda local Baja Lemon ponía el ambiente con una selección musical chill y cool que combinaba a la perfección con la energía de la tarde.

La importancia de los limoneros no se limitaba a la decoración. En Sicilia, estas plantas son mucho más que un recurso agrícola: son parte del paisaje, de la economía y de la identidad cultural. Los limones son esenciales en la cocina siciliana y representan frescura, tradición y comunidad. Y eso era justo lo que se vivía en Limonetto: un sentido de pertenencia, como si cada persona fuera parte de una gran familia.

Al despedirnos, la luna seguía ahí, redonda y luminosa, mientras la fiesta continuaba en la esquina de Centenario con Morelos. En ese rincón de Los Cabos, el sueño de un padre y una hija había tomado forma en un espacio que celebra la comida, la cultura y las raíces. Porque al final, como dicen en Sicilia, la vida es más dulce cuando se comparte con amor.

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