Viajando

Regresar a principio del siglo XX e imaginar las construcciones en lo que hoy es el Municipio de Los Cabos, es hacer todo un viaje por diversas etapas arquitectónicas, estilos, constructoras, desarrolladores y necesidades propias de la población.

Cabo San Lucas, pequeñísima población que albergaba pescadores, constantemente rehacía y reparaba daños en las viviendas por los temporales que azotaban la zona.

San José del Cabo, pueblo ganadero, agricultor y relacionado a cierta actividad minera, tenía influencia europea en los inmuebles. Eran sólidos, de doble altura y adecuados a las condiciones climáticas de la zona, con ventanas de madera reforzada, paredes gruesas de adobe y ladrillo para hacer frente a los fuertes vientos.

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Por supuesto, en el corredor que une estas dos poblaciones, no había construcción alguna. Ni imaginar lo que sucedería cien años después.

El tiempo transcurrió con relativa tranquilidad. Los esfuerzos realizados por la familia Rodríguez por construir la primera etapa del Hotel Palmilla tuvieron una influencia importante en el estilo arquitectónico, éste provenía del sur de California, se extendió a otros hoteles de la época y casas aledañas.

Con la participación de Fonatur en 1976 se inició un proceso formal en el desarrollo de lo que se denominaría posteriormente Los Cabos. La construcción del Aeropuerto Internacional, la marina de Cabo San Lucas, el Hotel Presidente, las supermanzanas de la colonia magisterial, y la urbanización de ciertas calles detonaron un acelerado crecimiento, sin embargo, prevalece el estilo arquitectónico original.

La Carretera Transpeninsular se construyó en la ruta de conexión conocida como Camino Real, esto obedecía más al costo que a una visión de planeación a largo plazo. En ese entonces se respetaron las aeropistas de los hoteles Palmilla y Cabo San Lucas, los diferentes ranchos y la topografía plana cercana a la playa. Era una obra necesaria justificada por los planes del propio Fonatur.

En 1974, llega a Cabo San Lucas la familia Díaz Rivera quien adquirió de manos de Don Luis Bulnes Molleda (QEPD) una extensión de tierra, ubicada entre cerros y una hermosa playa de lado del Océano Pacífico, que se convertiría en Pedregal, zona residencial céntrica con impresionantes vistas.

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Esta carretera también permitió desarrollar obras a lo largo del Corredor Turístico. Se inició la construcción de hoteles, fraccionamientos y residencias.

La mirada de muchos desarrolladores se dirigió a la zona, así iniciaron los fraccionamientos como Cabo del Sol, Twin Dolphin, Chileno, Cabo Real, Cerro Colorado, Palmilla, Gringo Hill, Costa Azul y las supermanzanas de Fonatur.

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Por supuesto la diversidad de estilos estuvo presente y con ello la expresión arquitectónica. A diferencia de otros destinos turísticos, no se restringió ni se condicionó más allá de lo que marcaban los lineamientos, aunque vale la pena decirlo, tampoco se permitieron grandes edificios. El auge del diseño de interiores y exteriores comenzó a raíz de inversiones importantes en prácticamente todo el municipio.

Hacia finales de la década pasada, la crisis hipotecaria de Estados Unidos afectó la industria de bienes raíces. Se observó en Los Cabos una desaceleración inmobiliaria que duró casi 7 años, y que paradójicamente terminó con el impacto del huracán Odile. Desde entonces y hasta ahora, el desarrollo inmobiliario está en apogeo. Grandes firmas, afamados arquitectos, importantes cadenas hoteleras y desarrolladores han encontrado un campo fértil para instalarse.

Por muchos años, la pesca y el golf fueron los atractivos más importantes de la zona, a éstos se han agregado: gastronomía, deportes, actividades y bienes raíces. Las opciones para adquir una propiedad como segundo hogar se han ampliado con fraccionamientos alrededor de campos de golf, playa y montaña.

Siempre hay algo nuevo en Los Cabos, descúbrelo en tu próximo viaje.

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