El nombre de Baja California, como siempre captura mi imaginación y leí todo lo que pude encontrar acerca de esta tierra en la frontera.
Todo me hablaba de un lugar remoto, incomunicado, un desafío, que al mismo tiempo me sugería ser muy romántico y algo místico.
Un octubre por la mañana, al asomarme a la ventana de mi pequeña galería de arte en San José, California, viendo el pesado tráfico que parecía no terminar en la calle East de Santa Clara y como hipnotizado por este desfile comencé a soñar despierto.
De pronto, sentí urgencia por salir corriendo de ahí para pintar y dibujar las montañas, el mar y, sobre todo el desierto. Baja California era el lugar donde quería ir.
Oportunamente tocaron a mi puerta mis amigos Bill y Hazel Fox, me preguntaron si quería hacer una pintura de una misión a beneficio de un orfanato mexicano.
Ellos estaban por salir de viaje hacia México y preguntaron si los acompañaba, inmediatamente y gustoso, acepté su invitación. Mientras preparábamos los planes de viaje les sugerí recorrer por completo la Carretera Transpeninsular N.1 y luego cruzaríamos hacia tierra firme por el “ferry”. Esto me daría una grandiosa oportunidad para explorar y pintar el paisaje de “La Baja” y las misiones en ruinas.
Así, iniciamos el camino hacia el sur por el Camino Real, en la carretera de la costa de San Diego; luego de cruzar la frontera con Tijuana, continuamos el largo viaje de miles de kilómetros a Cabo San Lucas, la punta sur de Baja California.
[two_first] El escenario de la península es un deleite para el artista, una tierra con material en abundancia para el dibujo y la pintura. Los caminos ofrecen muchos y muy interesantes lugares. La mayor parte de esta vasta región permanece vacía, virgen, lejos del urbanismo moderno. La línea costera es vasta y ofrece espléndidas vistas del mar y sus playas, mientras que el desierto brinda una gran variedad de cactus.[/two_first][two_second]
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Las antiguas misiones reflejan el pasado histórico de Baja California, tal vez ésta es una de las razones por las que quedé fascinado con ella y pienso que merecen ser mejor conocidas.
Las montañas también capturaron mi anhelo de buscar y encontrar algo interesante, un lugar desconocido para pintar. Las escarpadas cordilleras de las montañas parecían no tener fin, éste es otro de los encantos de Baja California.