México, como toda Iberoamérica, es producto del mestizaje y sincretismo cultural entre las culturas mesoamericanas y la española, iniciado durante el periodo de expansión imperialista en el siglo XV con los viajes del navegante Cristóbal Colón, cuyo objetivo era la búsqueda de nuevos caminos comerciales a puertos asiáticos. El descubrimiento del nuevo continente produjo interés por parte de los reinos europeos por conocer y explotar los recursos naturales de estas tierras y mediante el modelo colonial, dominaron los nuevos territorios por más de 3 siglos.
Para unir estratégicamente los territorios conquistados y ampliar los límites de sus dominios, se construyeron caminos a lo largo y ancho de toda la región iberoamericana, incluyendo parte de los territorios que hoy conforman el sur de Estados Unidos. Una vez fundada la Villa Rica de la Vera Cruz, primer asentamiento continental bajo el mando de la Corona Española en toda América, se inicia la expansión hacia el principal centro urbano mesoamericano de la época, Tenochtitlán, y con su caída en 1521 bajo el mando de Hernán Cortés, se construye el primer camino en territorio americano que se conocería más adelante como el Camino Real Veracruz- México y que se complementaría con el Camino Real Acapulco – México logrando unir comercialmente los dos mares y el Camino Real de Tierra Adentro que unía los territorios del norte con la capital del país.
Parte de los recorridos de las carreteras que los españoles construyeron seguían sendas con las que ya contaban las culturas precolombinas, sin embargo, el modelo de construcción era completamente diferente. Las carreteras conocidas como Camino Real contaban con el ancho suficiente para que pudiera recorrerlo una carreta jalada por caballos, en la medida de lo posible acordonada por árboles altos y densos para dar sombra y confort a quienes la utilizaran, unía diferentes nodos estratégicos para reabastecerse y descansar, pues únicamente el camino de Veracruz a México implicaba recorrer 412 km en un periodo aproximado de 22 días.
¿Dónde nació el concepto de Camino Real? En el siglo II a. C. España formó parte de la República Romana y fue conocida como Hispania, de donde deriva el nombre actual de este territorio. Durante este tiempo se construyeron una importante y compleja red de vías que unían Roma con todos los territorios de su dominio surgiendo el refrán “Todos los caminos llegan a Roma”. Estas vías eran diferentes a los caminos existentes por su importancia y características, contaban con más de 2 metros de ancho, estaban aplanadas o recubiertas y en el paso de ríos y desniveles, se construían puentes que en muchos casos superaban los 10 metros de largo, una medida importante para los conocimientos estructurales de la época. Con la caída del Imperio Romano, se establece el Reino Visigodo, posteriormente la conquista musulmana y de modo paulatino se produjo la Reconquista mediante la cual los reinos cristianos se apoderaron nuevamente de los territorios hispanos culminando en 1492 con la recuperación de Granada. Una vez instaurado nuevamente el reinado español, las vías romanas tomaron el nombre de Camino Real y su principal cometido sería el de comunicar a la realeza y sus súbditos con los territorios dominados.
Además de los tres principales Caminos Reales construidos en México, la necesidad de unir los centros económicos, religiosos y humanos requirió la construcción de otras vías que llevaron también este nombre por su diseño e importancia. Este fue el caso del Camino Real de Chiapas que conectaba México con Guatemala, el Camino Real de Yucatán que unía Mérida, Yucatán y Campeche y el Camino Real de California que unía Alta y Baja California desde la Misión de San Francisco Solano en Sonoma en el actual Estado de California en Estados Unidos, hasta la Misión del Estero de las Palmas de San José del Cabo Añuití.
El recorrido del Camino Real de California es uno de los más interesantes por los contrastes naturales que une los territorios habitados originalmente por los grupos pericúes, gaycuras y cochimíes. Bajo el amparo de las Bulas Alejandrinas que permitían la conquista de nuevos territorios a nombre de España y obligaban a los conquistadores a evangelizar en la fe católica a los infieles, se construyeron un conjunto de misiones a lo largo de la península bajo la protección de las órdenes Jesuitas y posteriormente Dominicos, siendo unos atractivos arquitectónicos únicos rodeados de inigualables bellezas naturales.
Con el desarrollo de la tecnología tanto de los sistemas de transporte como de las vías que nos conectan de una ciudad a otra, el concepto de los Caminos Reales se ha transformado en lo que ahora conocemos como autopistas, pudiendo llegar rápida y confortablemente de un punto a otro, sin embargo, aún conservamos en algunos sitios el trazo original de estos caminos que han formado parte de la historia de México desde la conquista hasta nuestros días. Como visitante o habitante de Baja California Sur, no dejes de visitar todas las misiones y lugares que el Camino Real de California unía a lo largo de la península y sorpréndete con el inigualable bagaje cultural e histórico de nuestro país.