Uno de los primeros europeos en saltar del barco y vivir entre los californios fue el capitán inglés Ritchie, el único colono europeo en la región de Los Cabos del siglo XVIII. Marinero que en 1828 se enamoró de una señorita de San José del Cabo y se escondió hasta que su barco navegó.
Se dedicó a criar ganado y mantuvo el suministro de carne para los balleneros que llegaban a puerto en el cabo. Después, cuando las minas abrieron en El Triunfo y San Antonio, Ritchie hizo un negocio de transporte de carga y pasajeros a las minas.
- Ross Browne quien exploró en 1868 Baja California, relata sobre el Capitán Ritchie:
“Ha sido el anfitrión de los navegantes distinguidos que han visitado la costa durante los últimos 40 años. Contrabando, ganadería, pesca, agricultura y comercio han sido sus diversas ocupaciones. Ha ganado y perdido una docena de fortunas, principalmente vendiendo y bebiendo whisky. Nadie es más conocido en la Costa del Pacífico que ‘El viejo Ritchie’.
Ha sufrido un martirio en su aventura. Lo robaron, encarcelaron, amenazaron, todo en vano; ahora se considera un ciudadano inevitable del país. En una ocasión confiscaron sus bienes y lo llevaron a Mazatlán, donde lo metieron en prisión; él sobrevivió todo. Las diversas lesiones infligidas habrían destruido a cualquier otro hombre en la tierra. Será un milagro si alguna vez muere.
La casa del Capitán Ritchie en Cabo San Lucas es el hogar de aventureros de todas partes del mundo. Almirantes, comodoros, capitanes y compañeros la han habitado; piratas y polizontes se refugian en ella; mineros, comerciantes y ganaderos lo convierten en su hogar. Su hospitalidad es legendaria.”
El Capitán Ritchie murió, pero su legado sigue vivo. Como aventurero, su refugio elegido de Baja California Sur fue un lugar perfecto para su espíritu independiente. Otros que han hecho de este destino su hogar, han compartido generalmente ese mismo sentido de aventura no importa cuando llegaron: piratas, misioneros, exploradores del siglo XIX, e incluso los viajeros hoy en día.