De oasis, historia y patriotismo

En esta ocasión, nuestra aventura fuera del hogar austral en el final de la tierra nos llevó a más de 600 kilómetros al norte de la cálida península sudcaliforniana, en un recorrido de casi 8 horas y media hasta Heroica Mulegé. Algo que debes saber es que, si deseas seguir la tendencia del viajero moderno y elegir tu tripulación para lanzarte a conocer los tesoros de esta tierra en un Road Trip, Baja California Sur es una gran opción para esta experiencia.

El dinamismo de sus paisajes y la mezcla de colores contrastantes en el horizonte te harán saborear cada tramo de carretera de una manera en la que, sin duda, querrás repetir este estilo de viaje una y otra vez.

Nuestra sorpresa comenzó con un vistazo a “El Requesón”, lugar que forma parte de Bahía Concepción. Esta playa de arena blanca es como una gran piscina de agua cristalina, perfecta para conectar con la naturaleza. Un aspecto fascinante es el camino de arena que te conduce hasta una pequeña isla, así como el espectáculo de estrellas centellantes que inundan el cielo cuando cae la noche.

Siguiendo el recorrido acompañado de exuberantes paisajes de playa, esteros, montes y cañadas con palmeras, cactáceas y datileras nos adentramos en el corazón de Heroica Mulegé.

Heroica Mulegé

El jesuita Juan María de Salvatierra y Vizconti, padre fundador de las misiones de la Alta y Baja California, llegó a esta zona bautizada por los nativos cochimíes como “Barranca Grande de la Boca Blanca” alrededor de 1701, dando pie a que se fundara la tercera misión de Las Californias en 1705 por el padre Juan María Basaldúa; debido a una enfermedad tuvo que abandonar la península, siendo sustituido por Francisco María Piccolo. Se estima que la construcción de la Iglesia de Santa Rosalía de Mulegé, legado arquitectónico misional, concluyó apróximadamente en 1766.

En la historia de nuestros amables anfitriones también se escribió un osado acontecimiento en 1847 cuando las tropas del general Manuel Pineda Muñoz defendieron fieramente el territorio sudcaliforniano de la invasión estadounidense. Debido a ello, cada 2 de octubre se trasladan los tres poderes públicos del Estado a este lugar que se convierte en capital por un día.

Recorrer las entrañas de esta comunidad te conducirá a un viaje distinto, pues es un territorio repleto de herencia cultural y orgullo sudcaliforniano. El carácter amable del pueblo mulegino es forjado por la noble atmósfera de esta tierra generosa y lo comprobamos en cada lugar que visitamos.

Centro Histórico

Al llegar fue muy fácil entablar conversación con las personas que estaban en la plaza, entusiasmados nos compartieron información de los lugares que debíamos visitar, así que olvidada quedó la ruta que planeamos antes de salir de Los Cabos al escuchar a quienes se convirtieron en nuestros guías. Nos percatamos entonces que la espontaneidad sería una cualidad que conduciría en itinerario.

Jardín Corona

Es la plaza principal y se encuentra rodeada de casonas antiguas construidas de adobe. Parte de estos edificios es el correo, que aún está en servicio y la vivienda del popular poeta e historiador local, Homero Yee Lizardi. También se mantienen casas de otras figuras como el historiador José Alán Gorosave, y las Maestras Higuera, personajes queridos por la comunidad.

Edificios Históricos

Donde se ubica la Delegación Municipal, antes fue la Escuela Profesor Braulio Rodríguez y donde está el Hotel Hacienda eran en otra época las oficinas de telégrafos, ambas construcciones tienen más de un siglo de antigüedad con muchas historias que escuchar.

El Mirador

Se encuentra detrás de la iglesia de Santa Rosalía de Mulegé y desde aquí se observa el Oasis “Carmaañc Galexa”, fuente de vida para los nativos y una importante razón que dio origen a la misión de Mulegé. La energía que emana este lugar ha prevalecido en el tiempo como inspiración para quienes se dan la oportunidad de contemplar este paraje. Tan solo imaginar el impacto que causó en los exploradores que estuvieron hace años, mucho antes que nosotros y que encontraron este oasis de vida en medio del desierto es conmovedor.

Museo Histórico

Este espacio fungió como cárcel. Se denominaba “cárcel sin puertas” porque, a pesar de que albergaba a los presos del territorio, los que presentaban buena conducta podían salir por el día a trabajar, sin la necesidad de escoltas. Regresaban al caer la noche a este recinto – construido durante el porfiriato – sin intentar fugarse debido a las altas posibilidades de sucumbir ante la hostilidad del ardiente desierto. Actualmente, exhibe algunos elementos donados por la comunidad como instrumentos que usaba la población nativa en su cotidianidad e incluso los restos de un satélite.

Bahía Concepción

Este paisaje paradisiaco es considerado uno de los más bellos de México por su dinámico contraste de mar, formaciones rocosas, desierto, montañas y valles que albergan una vasta riqueza de flora y fauna. Santispac, una de las playas más visitadas puede ser tu punto de partida para otras playas como: Concepción, El Burro, El Coyote, Los Cocos, Buenaventura o El Requesón. También a la travesía por las islas como: San Ramón, La Pitahaya, La Cueva, Isla Blanca y El Faro.

El ecosistema está compuesto por manglares y animales como liebres, coyotes, mapaches, águilas pescadoras, patos buzos, bobos de patas azules, gaviotas y pelícanos, así como peces de colores, cochito, botete, pez gallo y pargo.

El camping es el plan predilecto para quienes visitan este lugar, recuerda llevar equipo para realizar esnórquel, kayaking y de más actividades marinas.

Los viajeros coinciden que el cielo estrellado es el broche de oro para culminar tu día en esta bahía.

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