En Mulegé es natural dejarte hechizar por la tranquilidad que lo rodea y es difícil concebir que aquí se librara una fiera batalla en defensa de la soberanía nacional.
Los hechos oficiales cuentan que el combate inició el 2 de octubre de 1847, meses después de que fuerzas invasoras norteamericanas tomaran lo que se conocía como Alta California y se apoderaran de San José del Cabo, Cabo San Lucas y Mulegé.
Pero las aguerridas tropas lideradas por el capitán Manuel Pineda Muñoz se enfrentaron a los invasores y, en un acto de valor y patriotismo, se opusieron a la invasión, haciendo triunfar las armas mexicanas.
Además de ser este el primer acontecimiento que le valió a este sitio el nombre de “tres veces heroica Mulegé”, es donde inicia nuestra leyenda, la cual refleja el ingenio que caracteriza al mexicano y se comparte de boca en boca, conservándose de una generación a otra.
Se dice que el panorama era tan gris como el mismo plomo de las armas que escupían fuego en mano de la tropa, pues, aunque eran osados los combatientes de suelo mexicano, lo cierto es que no tenían tantos soldados como sus contrincantes.
La cabeza del capitán Pineda Muñoz debió dar vueltas una y otra vez mientras pensaba la manera de asegurar la victoria. Y fue justo a tiempo que una idea iluminó su mente, y cuenta la historia, que en lo que ahora se conoce como el Cerro del Sombrerito plantó sus trincheras y en medio de la batalla levantó los fusiles de los hombres caídos, colgándoles sus sombreros, haciendo pensar a sus adversarios que aún quedaban muchos soldados en combate, por lo que optaron retirarse.
Un año más tarde, la firma de un tratado de paz marcó el fin de esta guerra.