¡No os extrañe si yo por ella brindo, que es mi ciudad natal, donde he nacido, donde la luz del sol he conocido! Salvador Novo
Hoy el turismo urbano en América Latina se manifiesta esencialmente en recintos geográficos particulares: centros históricos, antiguas edificaciones y cascos que se han convertido en espacios visitados por turistas, que acuden a ellos para apreciar la huella imborrable del pasado. Resulta evidente, inclusive, que el turismo urbano se encuentra en plena expansión frente a otros segmentos turísticos (Judd y Fainstein, 1999).
Por su riqueza geográfica, arquitectura única, gastronomía diversa, entre otros recursos extraordinarios, la península de Baja California Sur ha sido tradicionalmente una entidad que desde el siglo pasado se abre al turismo. La ciudad de La Paz, conocida como “la perla del golfo”, no es ajena a esta tradición y además de ofrecer la belleza de un destino de sol, playa y arena, también muestra el corazón de su ciudad: su centro histórico a través del turismo urbano.
Con un centro histórico que se establece desde el siglo XIX, quizás no tan antiguo como otras ciudades virreinales del macizo continental, La Paz mantiene algunas edificaciones que conforman el patrimonio cultural y se mantienen como vestigios del pasado.
“El casco antiguo de una ciudad constituye su espacio histórico por excelencia y es, en gran medida, la memoria colectiva de la sociedad que lo habita, siendo un auténtico libro de donde los vestigios del pasado nos revelan la historia de la ciudad y la de sus habitantes” (Levy, 1987).
El asentamiento de los primeros habitantes en la ciudad de La Paz se remontan a 1811, cuando se le otorgó a José Espinoza (antiguo soldado del mineral de San Antonio) el sitio de La Paz con la tarea de vigilar el tránsito de los buques que llegaban a ese lugar. A partir de ese hecho, existió una segunda fase que fue de carácter comercial, así paulatinamente sucedería el poblamiento de dicha localidad al arribar más colonos a quienes se les concedieron más sitios, en una fiel descripción sobre la época se menciona que “las características físicas del puerto, un clima benigno […], los ricos placeres de perlas y su cercanía con el distrito minero de San Antonio, favorecieron el progreso de la ciudad” (Castorena, 2004: 170).
Conforme transcurrió el siglo XIX el escenario de la ciudad fue transformándose, cuando el comercio marítimo despuntó porque esa región estaba ubicada en la ruta de las embarcaciones extranjeras que venían de Oriente y Sudamérica hacia los puertos mexicanos del Pacífico (Trejo, 2002). Con la construcción de un embarcadero, le siguieron otras edificaciones comerciales, administrativas, educativas, religiosas e inclusive de recreación, ello le otorgó al puerto de La Paz una conexión a mercados globales, rompiendo la idea de una condición de periférica absoluta, y coincide con la definición proporcionada, “al conjunto de bienes tangibles e intangibles que constituyen la herencia de un grupo humano, y a aquellas manifestaciones culturales que forman parte de nuestra identidad y memoria, sin distinción de su período histórico y estilístico, y que además nos distinguen de otras culturas por expresiones propias”. (UNESCO, 1994).
Puntos de interés
- Antigua Casa Municipal
Belisario Domínguez y 16 de Septiembre - El Teatro Juárez
Belisario Domínguez, Zona Central, 23000 La Paz, B.C.S. - Kiosco del malecón
Paseo Alvaro Obregon, Zona Central - El Malecón
Paseo Alvaro Obregon, Zona Central - Antiguo Muelle
Paseo Alvaro Obregon, Zona Central - La Perla de La Paz
Zona Comercial, 23000 - Templo católico de Nuestra Señora del Pilar de La Paz
Revolución de 1910 S/N, Zona Central, 23000 La Paz, B.C.S.
Paralelamente al turismo urbano, que como se mencionó ha incrementado en los últimos años, actualmente existe un esfuerzo de círculos académicos por la conservación del patrimonio cultural, destaca particularmente el papel del Centro de Documentación de Historia Urbana (cedohu UABCS), cuyo enlace con jóvenes estudiantes se materializa en recorridos históricos en el centro de la ciudad.
El Centro Histórico de la ciudad de La Paz, provee a sus visitantes de un diálogo entre pasado y presente, entre lo local y lo global, entre los antepasados y las generaciones actuales. La formación de ese espacio a través del tiempo, permite forjar una identidad que puede ser apreciada por sus visitantes y que significa un puente armonioso entre ciudad y turismo.