Uno de los legados más tangibles dejados por los misioneros en Baja California Sur fueron sus edificaciones. Lo que comenzó como modestas construcciones erigidas en la península se convirtieron en auténticas joyas de arte arquitectónico y en un recuerdo del paso de estos hombres movidos por la fe, así como de su relación con los antiguos indígenas de Sudcalifornia.
¡Acompáñanos a conocer los orígenes de esta ruta misional!
San Bruno (1683)
Es considerada el comienzo de las misiones en la península y fue establecida por el jesuita Eusebio Francisco Kino en 1683. Originalmente fue nombrada por los jesuitas como Real de San Bruno. Aunque en la actualidad es difícil encontrar vestigios de este lugar, fue un asentamiento de suma importancia. Se convirtió en visita para la misión de Loreto 14 años después de su construcción. La Visita de San Bruno consistía en una iglesia, una pequeña fortaleza y algunas habitaciones para los nativos. *
Loreto (1697)
Su fundación tuvo lugar en 1697, bajo la dirección del padre jesuita Juan María de Salvatierra. Es conocida como la madre de todas las misiones de las Californias porque desde este punto partieron los misioneros a evangelizar el resto de Baja California Sur. El edificio de la iglesia, a lo largo de la historia, tuvo algunas modificaciones y remodelaciones a finales del siglo XVIII y, posteriormente, a finales del siglo XIX. Conserva una fachada estilo barroco y algunos cuadros al óleo con arte religioso colonial y exhibe un museo dedicado a las misiones, que muestra artículos religiosos de los siglos XVI y XVII.
San Juan Bautista Londó (1699)
Ubicada en la zona norte de Loreto, esta visita fue construida por el padre Juan María Salvatierra en 1699. Estuvo en función alrededor de 10 años, pero fue abandonada tras la disminución de la población que se vio afectada por una epidemia. Aunque actualmente se ha perdido gran parte del edificio de la iglesia, aún prevalece un muro de piedra y un cementerio en el que descansan los primeros apellidos de la región. Actualmente se encuentra rodeada por zonas de ganadería, rancherías y campos de cultivo.
San Francisco Javier (Viague-Biaundó) (1699)
Al principio se edificó una pequeña capilla junto al Ojo de Agua de Biaundó en 1699 por el padre Francisco Piccolo, pero se abandonó tras el ataque de los nativos de la región. Dos años más tarde, en 1701, se restableció en su sitio actual por el padre Juan de Ugarte, comenzó con cultivos de grano y árboles frutales, así como canales de riego y almacenes de agua. La iglesia es una de las mejores conservadas y, al igual que la iglesia de Nuestra Señora de Loreto Conchó, conserva un Museo Misional. Fue dedicada a San Javier por ser considerado “El Apóstol de las Indias” por la labor que este santo realizó en evangelizaciones desde la India hasta Japón.
Un dato particular sobre estos cuatro primeros asentamientos es que fueron de gran relevancia para los misioneros que desde allí realizaron exploraciones alrededor de la zona, expandiéndose poco a poco por Baja California Sur.
*Información obtenida del libro: La Arquitectura Misional de Baja California Sur.