En el invierno, las ballenas grises hacen de este puerto su hogar viajan desde las frías aguas del ártico hasta Puerto Chale. Al ser el único santuario de esta especie en el municipio de La Paz, recibe a numerosos visitantes que buscan tener un encuentro con estos mamíferos que se dejan entrever gracias a las condiciones del mar. En general, de enero a abril se considera la mejor temporada para el avistamiento de ballenas.
¿Qué sucede cuando termina el invierno y concluye la temporada de ballenas? Comienzan aventuras al explorar sus diversos ecosistemas. Similar a la Isla de Patos en Comondú, numerosas aves pelágicas también encuentran en Puerto Chale un hogar, por lo que pueden realizarse avistamientos para aprender acerca de sus peculiaridades. Pelicanos, gaviotas y cormoranes son algunos ejemplares, especialmente en Punta de Patos, que se encuentra a unos minutos del lugar.
El área también alberga abundantes manglares, que sirven como un lugar de anidación vital para las fragatas. Estas aves se deslizan con gracia por el aire mientras cuidan a sus polluelos. El apacible silencio de los alrededores solo se ve interrumpido por los dulces cantos de las aves. Uno no puede evitar sentirse cautivado por las imponentes montañas que rodean este lugar sereno.
Desde Puerto Chale, puedes navegar para presenciar una de las loberas más grandes de Latinoamérica. Lobos marinos de todos los tamaños se acercan a las embarcaciones a saludar a los visitantes y, los que descansan en la costa, se convierten en un cuadro impresionante.
A medida que se acerque al santuario de lobos marinos, atravesarás el mar sobre los barcos hundidos que le otorgaron el apodo de “La Isla de los Naufragios” a Isla Santa Margarita; historia que genera auténtico asombro y que ha inspirado leyendas.
Otra de las actividades que se practican en Puerto Chale es la pesca deportiva (captura y suelta) de especies como marlín, dorado, jurel y tuna. Los más osados, se aventuran al nado con marlín y mobulas: acciones que describen como una experiencia intrépida.
La calidez de los residentes te hará sentir como en casa durante la estancia y, desde el respeto, compartirán sus conocimientos acerca del hábitat que hace de este puerto un edén para los amantes del ecoturismo.