Celestino Magdaleno Bañales

Celestino Magdaleno Bañales representa la dedicación y la tradición agrícola en el Valle de San Domingo. Desde muy pequeño, alrededor de los 7 u 8 años, comenzó a ayudar a su padre en las labores del campo, aprendiendo desde la siembra hasta el cuidado de los animales. Hoy, al frente del lote 25, cariñosamente llamado Agrícola 25, continúa con la pasión de su familia, cultivando principalmente alfalfa, así como pequeñas parcelas de trigo, sorgo y garbanzo.

A lo largo de los años, Celestino ha enfrentado los retos que implica la agricultura moderna, especialmente la falta de apoyo financiero. “Desafortunadamente, el gobierno federal no está apoyando a la agricultura. No hay crédito ni banca privada para los agricultores”, explica. A pesar de estas dificultades, ha logrado mantener la producción gracias a la confianza de proveedores que le facilitan semillas, fertilizantes e insecticidas, con la condición de que se pague al momento de la cosecha. Esta relación cercana con sus colaboradores y proveedores es uno de los pilares de su trabajo.

Para Celestino, la agricultura es más que un oficio; es una forma de vida que transmite valores y disciplina. Destaca la importancia de la autosuficiencia y del trabajo constante: “Le recomendaría a mi hijo que trate de hacerse autosuficiente, que sea como los menonitas… minimizar gastos para que a la hora de la cosecha quede algo para el sustento de la familia y de los trabajadores”, comenta.

El amor por la tierra se refleja en su compromiso y gratitud. Celestino recuerda con orgullo su historia familiar, sus raíces en San Isidro, Michoacán, y la dedicación de su padre para que él y sus hermanos pudieran estudiar mientras trabajaban en el campo desde la madrugada. “Significa mi vida… Estoy agradecido con la tierra porque es la que me ha dado lo poco que he conseguido: mi familia, mis hijos, mi esposa que me apoya”, confiesa con calidez.

Hoy, Celestino Magdaleno Bañales sigue cultivando la tierra con pasión, transmitiendo a la nueva generación el respeto por el campo, la disciplina del trabajo diario y la gratitud por todo lo que la tierra puede ofrecer. La agricultura para él no es solo un medio de vida, sino un legado familiar que espera continuar.