El paisaje en el Desierto Vizcaíno es pura arena y terreno plano que se extiende de Guerrero Negro a San Ignacio.
Aquí la escasez de lluvia afecta a las plantas y necesitan luchar intensamente por vivir. Como resultado de la prolongada sequía, gran cantidad de cactus cardones exponen sus esqueletos y muestran hasta donde están secos y van muriendo mientras unos cuantos árboles de yuca levantan su cabeza hacia las alturas y otros dejan caer las suyas a la tierra.
Una cadena de montañas circunda la planicie. La cadena sur de dos o tres mil pies de altura, tiene una serie de picos de forma poco comunes en esta zona.
La Sierra de San Ignacio tiene una levación entre cinco y seis mil pies, mientras el pico de Santa Mónica alcanza casi los siete mil pies de altura.
Después de recorrer kilómetros de monótono paisaje, el camino asciende a un área de tierra volcánica con matorrales achaparrados y cactus. Condujimos dentro y fuera del cañón y el camino finalmente llegó a una loma desde donde se puede ver San Ignacio.