Viajando

Quizá la parte medular del invierno sea la Navidad. Es la estación del año donde las sensaciones se multiplican al por mayor, ya sea por el año nuevo, y todo lo que esto implica como: la famosa lista de propósitos, recapitulación de sucesos, nostalgia del año que termina, las delicias gastronómicas que acompañan la época y que empiezan el día de Acción de Gracias o Thanksgiving—aunque técnicamente esta celebración ocurre en otoño— cena de fin de año, rosca de reyes, tamales el día de la Virgen de la Candelaria, entre otras opciones que suceden aquí por la multiculturalidad de Baja California Sur.

Son precisamente los meses para cocinar deliciosas recetas heredadas por generaciones que hacen su aparición en mesas familiares y en fiestas especiales.

Como siempre ocurre con los temas de gastronomía, no se pueden evitar los maridajes que complementan los alimentos, así como las largas y agradables charlas de sobremesa que a veces quisiéramos que no terminaran porque reúnen a parientes y amigos de diversos lugares que, en muchas ocasiones, solo vemos una vez al año.

También, son fechas para descubrir e inventar recetas, mezclar ingredientes y preparar sabores nuevos, crear bebidas exóticas y profundizar en el tema de la cocina: ese arte maravilloso que une a las personas y genera conversaciones interminables.

Por eso, en esta ocasión me gustaría escribir sobre la gastronomía sensorial, aquella que provoca sentimientos, recuerdos, y momentos especiales, basados en la estimulación de los sentidos: tacto, gusto, oído, olfato y vista.

Es difícil imaginar una uva con sabor a sandía, un pavo con sabor a camarón, o un vino blanco con sabor a jugo de tomate. Pues así de difícil es imaginar el invierno sin sus clásicos sabores.

Hablando de experiencias sensoriales el invierno es la época del año, como mencionábamos antes, para acercarnos con seres queridos que en muchas ocasiones no tenemos oportunidad de ver con tanta frecuencia como nos gustaría. Y, ¿por qué no?, invitarlos a San Luis Gonzaga, Isla Magdalena o Puerto San Carlos para practicar experiencias multisensoriales como: bicicleta de montaña, glamping, senderismo, buceo, kayak o pesca.

Como siempre, y de manera muy especial, lo invitamos a explorar la historia de los pobladores de estas comunidades, las cuales, aunque remotas, forman parte del mosaico histórico y recreativo de Baja California Sur.

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