Viajando – Summer Insider

Por Jesús Corral

Quizá una de las actividades más placenteras del ser humano es viajar. Por supuesto que tiene muchas acepciones y, en este contexto, quisiera referirme a turistear, a viajar por gusto, por placer, por conocer o por saber más sobre otras culturas. Cuando tenemos la oportunidad, es inevitable comparar, especialmente cuando se contrasta con el lugar de origen.

En cuanto a los viajes internacionales, Francia sigue ostentando el primer lugar mundial en viajeros anuales, y España se coloca en segundo lugar. México tiene el muy honroso séptimo lugar, aunque puede haber diferencias en la forma de medirlo y periodos.

Habiendo estado las últimas semanas en las principales ciudades de la costa sur de España, fueron muchas las coincidencias y, al mismo tiempo, las diferencias con México, y en particular con Baja California Sur. La ubicación geográfica nos empata con climas muy similares, playas, y condiciones climáticas que hacen que volteemos mutuamente a ver “que está haciendo este destino”.

España está bien preparada para el turismo. Este país amable y conocedor comprende y abraza plenamente el turismo, y su gente es experta en el arte de la hospitalidad. Trabajan para garantizar el bienestar de todos, reconociendo que cuando hay cooperación, la “sinergia empresarial” los beneficia. Los turistas son realmente apreciados, lo que crea una situación perfecta en la que todos ganan.

Si bien España, y sus vecinos Francia y Portugal, tienen dentro de su PIB un establecido concepto de turismo y su consecuente apoyo gubernamental, a nivel regional, sus provincias también están haciendo grandes esfuerzos por fortalecer esta actividad económica. Reconocen y refuerzan sus puntos sobresalientes y trabajan en sus debilidades, logrando increíbles áreas de oportunidad.

Al igual que México, reciben turismo de todo el mundo y se preparan para hacerlo sentir como en casa.  Sus oficinas de información son un gran modelo al ser atendidas por gente preparada y dispuesta a dar un poco más por hacer sentir bienvenido al visitante. La señalización de las calles, de las zonas turísticas y de los atractivos del lugar (mapas, postes, nomenclatura), son perfectos, legibles, limpios y en excelente estado, lo que habla de un buen entendimiento entre el sector público y privado. Es evidente que existen recursos asignados al turismo y se nota en la limpieza y el estado de las calles, limpias, ordenadas y con la debida vigilancia técnica y humana.

Un aspecto para destacar es que, prácticamente, todas las actividades y atractivos tienen costo, pero hay descuentos para personas con limitaciones físicas o de edades avanzadas y, aun así, los precios son atractivos y justos, lo que permite mantenerlos siempre en excelentes condiciones. Pudimos ver, también, grupos de estudiantes de todas las edades, visitando los diferentes museos, galerías y monumentos históricos. 

Me gustaría enfatizar en el bajo –casi nulo– consumo de bebidas alcohólicas en las calles, y a la vez la permisividad de instalar mesas al aire libre para la venta de alcohol, sin que haya ruido ni excesos. Hay que decirlo: su vida nocturna es muy exitosa y divertida.

Me quedo con una grata imagen de todos los lugares, pueblos y ciudades, de su gente, comida, calidez, y del cuidado que tienen del patrimonio cultural, físico, geográfico y humano. Quizá, una de las mejores cosas que le puede pasar a un destino turístico es que sus visitantes deseen volver una y otra vez, ya que el turismo repetitivo es un gran activo económico.

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