Un plan para regresar a Mulegé, ¡por fin visitaríamos Guerrero Negro!

Después de varias reuniones quedó establecido el itinerario para la siguiente edición, viajaríamos de Cabo San Lucas hasta la exportadora de sal en Guerrero Negro, y agregamos dos lugares más que también nos interesaba conocer desde hace tiempo. Así nos decidimos por visitar tres puntos: Guerrero Negro, Estero de la Bocana y Malarrimo (Bahía Tortugas), ubicados en el municipio de Mulegé dentro de la Reserva de la Biósfera del Vizcaíno. La distancia por recorrer en esta ocasión era de 924km, excluyendo los desvíos hacia Estero de la Bocana y Malarrimo.

En cuanto trazamos el programa completo, lo compartimos con Gabriel Fonseca Verdugo, cronista municipal de Los Cabos. Ajustó su agenda para acompañarnos, estábamos convencidos de que su destreza como documentalista enriquecería la andanza.

Estero de la Bocana y una granja de abulón

Sobre el kilómetro 799 de la Carretera Transpeninsular tomamos la desviación hacia el Pacífico Norte rumbo a Estero de la Bocana, recorreríamos una hora más, aproximadamente, por un camino con algunos salitrales que lucían espectaculares a esa hora de la tarde porque el sol les otorgaba una fantástica iluminación.

Edith y su esposo Valentín fueron nuestros anfitriones en esta comunidad pesquera de 1,300 habitantes. Cuando llegamos, después de manejar por 10 horas, estaba lista la cena en su lindo comedor, realmente nos sentimos como en casa. La oferta de hospedaje que tienen para viajeros es una cabaña, La Bocanita Little House, ubicada a la orilla del mar a 2km del poblado. Al principio fue extraño alojarnos a esa distancia, pero al llegar nos dimos cuenta de lo afortunados que éramos. Y la otra unidad, es tipo estudio, justo enfrente de su casa en el centro.

Al día siguiente, muy de mañana, Edith nos preparó el desayuno en su casa, allí nos organizamos para iniciar el programa del día. Con lápiz en mano, Juan Domingo Aguilar Ozuna, egresado de oceanología, nos explicó los destinos: partiríamos del restaurante de la cooperativa hacia las dunas y después, regresando, tendríamos una excursión en la granja de abulón.

Llegamos a la playa y estaban esperándonos para llevarnos en una lancha a las dunas. Algo muy curioso es que la lancha fue remolcada por un tractor, el chofer fue muy diestro para hacerlo y disfrutaba de la peripecia, quizá aún más, porque notaba nuestro asombro.

Y así empezamos a alejarnos del pequeño poblado, observando la flora y fauna tan peculiar del estero. De repente, de lado izquierdo, las dunas parecían brillar con luz propia y, no es para menos, pues dan a notar su importancia dentro del hábitat al tener miles de años protegiendo la tierra de vientos fuertes y proporcionando ecosistemas para innumerables especies que se adaptan al ecosistema.

Al llegar, desembarcamos en busca de las imágenes que nos servirían para contar lo mejor posible esta experiencia; nos dispersamos y cada uno encontró la forma de aprovechar al máximo y contemplar el momento.

En el camino de regreso nos topamos con un islote donde estaban parados diferentes tipos de aves, nos recordó Isla de Patos, ubicada camino a Isla Magdalena en Comondú. Y por supuesto, en la playa, ya estaba listo el tractor para remolcar nuestra salida del mar.

Juan Domingo, quien, por cierto, también era el capitán de la lancha, lidera la granja de abulón. Con gran orgullo nos fue mostrando cada tanque, nos explicó que están divididos por crecimiento de la cría. Nos contó también que los primeros conocimientos los trajeron unos japoneses a los habitantes del Estero de la Bocana. Aire y agua todo el día es lo que necesitan para tener un hábitat ideal. Están felices de ser parte de la sustentabilidad por medio del cultivo de abulón, cuya mayor parte de la producción venden a China. Reconoce el valor de sus antecesores y, en agradecimiento al trabajo en conjunto, fue que lograron llevar adelante la granja. A Juan Domingo le tocó relevar a Daniel Aguilar.

Aprovechamos esos momentos para conversar sobre los recuerdos de su niñez. Su inspiración es su familia, los hermanos de su madre, que son muy trabajadores. Desde niño él quería echarle ganas como ellos, ayudar a la comunidad, creció con la inquietud de ser como sus tíos. Sus primeros recuerdos son de la mano de su madre que lo llevaba a pescar con una piolita, le impresionaba ver los peces. Surfeaban, juntaban cangrejos y almejas, la diversión siempre estaba en la playa.

Terminando la visita a la granja, Juan Domingo eligió abulones para que los degustáramos a la hora de la comida, y él los preparó personalmente. Después de la comida, Edith nos había ayudado para entrevistar a Don Cipriano Murillo Orozco, fundador de la cooperativa, quien nos contaría un poco de la historia acerca de Estero de la Bocana.

Es satisfactorio platicar con personas que llegan a una plenitud como Don Cipriano, quien encontró en el buceo un oficio y un estilo de vida. Tuvimos una increíble charla, todos quedamos inspirados por la forma en que están organizados y, a la vez, nos sentimos orgullosos de la forma de gobierno que tienen en la Sociedad Cooperativa Progreso y de la aplicación de su reglamento; son 115 familias que dependen directamente y 120 familias indirectamente.

Para concluir nuestra visita, entrevistamos a Edith. Teníamos curiosidad por conocer la historia de una mujer nacida en este puerto y con un sentido de hospitalidad increíble, queríamos enterarnos a través de ella del estilo de vida sudcaliforniano en el Pacífico Norte, donde se vive como en familia. Posteriormente, fuimos a fotografiar el atardecer cerca de La Bocanita Little House.

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