Prehistoria a las brasas
Juan Melgar
Flotábamos tres buceadores frente a la boca de la estrecha ensenada de Los Lobos, a tiro de fusil del mágico Todos Santos. El Océano Pacífico tronaba sus olas contra los monolitos de la costa, con nosotros sobre su lomo movedizo. Allá abajo, a diez brazas, la rechoncha sombra salió de una cueva y nos estudió
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