Todos Santos: sustentabilidad ambiental y cultural

En 1723, la misión de Santa Rosa de Todos Santos*, nombrada así según el Diccionario Sudcaliforniano por el autor Gilberto Ibarra Rivera, se convirtió en pilar de una historia tan fértil como la misma tierra de este pueblo encantador; es un oasis en medio del desierto y fascinación para los viajeros de corazón apasionado por el arte y la cultura.

En palabras de Francisco Javier Salgado Agúndez, delegado municipal, es un lugar privilegiado donde se preservan las buenas costumbres del ranchero sudcaliforniano a través de la lealtad y el trabajo.

Lo ideal es pasear tranquilamente por las calles en Todos Santos, es inevitable detenerse a contemplar las construcciones y fachadas, es un ambiente que parece impregnarse con romanticismo y vida. Algunos edificios fungieron en su momento como recintos educativos. Se dice que, los caseríos alrededor de la misión Santa Rosa de Todos Santos (fundada por el padre Segismundo Taraval en 1733) fue donde inició el pueblo y se crearon los primeros huertos.

En el centro, encontrarás galerías que exhiben obras con interesantes discursos artísticos; restaurantes donde puedes deleitarte con la gastronomía local y productos frescos del huerto y del mar a la mesa; hoteles históricos, algunos incluso con leyendas y, por supuesto, sitios de historia.

La iglesia, Nuestra Señora de Santa Rosa, se encuentra próxima a puntos como el Teatro Manuel Márquez de León —construido en 1955 para promover las actividades culturales— y un pequeño mirador con vistas a la vegetación local.

Todos Santos estimula la recreación intelectual. El Centro Cultural Néstor Agúndez —donde pudimos entrevistar a Víctor Hugo Caballero Gutiérrez, director general del Instituto Sudcaliforniano de Cultura— muestra en sus salas de exhibición el desarrollo del pueblo, obras de arte e instrumentos de la vida cotidiana. Se divide en una biblioteca, salas infantiles, audiovisual, de orígenes, historia, arte y obsequios.

La identidad de la comunidad está estrechamente ligada a las actividades agrícolas, desde sus inicios, en Todos Santos se sembraba tomate, plátano, papa, mango, maíz, entre otras frutas y vegetales. Actualmente, proyectos como Palma Serena —que pudimos conocer de la mano de Karen Díaz, quien se especializa en bosques comestibles, junto a su esposo José Aviña Espinoza— y Santo Changarro —a cargo de Nikoll Suset Vogas Reynoso— ambos son inspirados en los principios de la agroecología: práctica que estudia a detalle el ecosistema y busca implementar acciones que optimicen y estabilicen una producción de manera sostenible.

En Todos Santos, el oasis sirve como símbolo de la conexión del pueblo con la naturaleza. Para apreciar a fondo este Pueblo Mágico, es fundamental observar el entorno y sin más, dejarse cautivar por la belleza que atrae a viajeros de todas partes.

*En el libro: El Camino Real y las Misiones de la Península de Baja California por el autor Miguel León Portilla, es denominada como «Misión de Santa Rosa de las Palmas», probablemente para hacer referencia al donativo de la Sra. Rosa de la Peña.

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