Naturaleza e historia: ¡una travesía por Santiago!

Provino con la fundación de una misión establecida por el padre jesuita, Ignacio María Napoli en 1721. Santiago es un pueblo histórico, caracterizado por una amable comunidad dedicada, principalmente, a actividades agrícolas y comercio de producto local. La abundancia de agua y la fertilidad de sus tierras dotan esta zona de Los Cabos con un brillo particular, donde la naturaleza se escucha, se respira y se abraza.

En una travesía transformadora, Santiago es la prueba fehaciente de que el bienestar está en el lujo simple. Para llegar, tan solo se necesita dirigirse 55.1 km al norte de San José del Cabo por la Carretera Federal 1 de México. ¡Aquí es donde la aventura comienza!

  • Plaza Pública Gral. Francisco J. Múgica

Luego de cruzar el ramal en dirección a Santiago —desde donde se vislumbran prístinos arroyos de arena clara en los que, posterior a las lluvias, se observa el agua que baja desde la serranía, en un recorrido que destella con los rayos de luz—, este espacio está dedicado a la cultura y la recreación familiar.

A su alrededor, existen pequeños puntos de comercio en el que vegetales, queso, machaca y dulces regionales se encuentran a la venta, en una proyección de la oferta de producto regional.

Es un sitio tranquilo, en el que, sentado en pequeñas bancas, se aprecia el acontecer diario de la vida en esta delegación, así como el sonido de los numerosos pájaros que habitan en los árboles.

Una caminata, permitirá observar los murales, coloridas fachadas antiguas y monumentos que atesoran la historia. Haz el itinerario sin olvidar detenerte a platicar con la gente de Santiago.

  • El Mirador  

Como la contemplación es una actividad que inevitablemente emerge al visitar Santiago, El Mirador permite una vista desde las alturas al oasis que influyó en el establecimiento misional de la región y que, hasta la actualidad, continúa siendo hogar para aves endémicas y migratorias, así como un importante punto de abastecimiento acuífero para el ganado y los seres vivos de este fascinante ecosistema.

Independientemente de la época, es un espacio cautivador y un colorido telón de fondo para capturar el recuerdo de la visita.

  • Rancho Ecológico “El Refugio”

Con un estilo de vida muy particular en las serranías sudcalifornianas, Rancho Ecológico “El Refugio” conserva usos y costumbres en un espacio de retiro y aprendizaje ubicado en las faldas de Reserva de la Biósfera Sierra La Laguna. La actividad rural comienza con los primeros rayos de sol y el delicioso olor del café de talega, elaborado en las hornillas de la cocina al aire libre, techada con palma como muchos otros tejados realizados por conocedores de ese arte.

Las tradicionales tortillas de harina hechas a mano, recién salidas del comal, acompañaran el café de talega. Los integrantes de la familia formada por el matrimonio de Catarino Rosas Espinoza y María Luz López Torres son quienes iniciaron este proyecto para recibir viajeros. El rancho está cercado por enormes árboles, incluyendo un gigantesco higo silvestre de aproximadamente 500 años de antigüedad.

Los oficios de: talabartería, elaboración de dulces y platillos regionales atraen a numerosos estudiantes también, así como a viajeros que gustan de vivir y conocer la cotidianidad rural. Los amantes de la aventura también encuentran un abanico de actividades, tales como senderismo, rapel, escalada, avistamiento de flora y fauna local.

  • San Jorge

Con poco más de 20 casas, San Jorge es un calmo poblado en el que, desde la llegada, la atención se centra en una pequeña iglesia dedicada al santo homónimo de la subdelegación. Al ingresar, coloridos vitrales dirigen la mirada hacia un altar de mármol, acompañado de figuras y elementos religiosos que embellecen este pintoresco recinto donde los feligreses manifiestan su devoción, de manera continua.

  • Santa Rita

Por generaciones, el uso del agua termal ha sido promovido como un método beneficioso para la salud debido a las propiedades antinflamatorias y antioxidantes que se le atribuyen. En Santa Rita las familias suelen pasar su día disfrutando del abundante paisaje mientras chapotean entre piscinas naturales de agua tibia, donde algunos pececillos nadan curiosamente; incluso, si se guarda la suficiente calma, puede sentirse su toque en los pies.

Además, este lugar dentro de su lujo simple tiene instalaciones necesarias para prolongar la excursión con un picnic: palapas, asadores y espacios para sentarse. Para acceder, es necesario cumplir con una serie de medidas para conservación del ambiente y pagar una cuota de mantenimiento al ser una zona protegida por la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR).

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