Últimamente la palabra “bienestar” o como mejor la conocemos “Wellness” ha estado en boca de todos. Aunque jamás habías hecho ejercicio o meditación, de repente quieres pertenecer a ese grupo de personas que se cuida tanto en el exterior como interior. Lo que no sabes, es que a veces es más fácil decirlo que hacerlo. Cuando estás a punto de levantarte para hacer yoga o ejercicios de respiración, el subconsciente susurra al oído: ¡cinco minutos más!
Poco a poco nos damos cuenta de que no podemos continuar con nuestros malos hábitos. Cuando el estilo de vida sedentario nos roba vitalidad, es el momento en que nos percatamos de que necesitamos rectificar, antes de que sea demasiado tarde.
Buscas un nutriólogo, un entrenador o un gimnasio, hasta pruebas alguna actividad como yoga o descargas una aplicación que te ayude a meditar. En dos días queremos que el cambio se note —porque de lo contrario perdemos la motivación—.
Bienestar propone una visión integral sobre la restauración física, mental y emocional. Es un término empleado para indicar el proceso de tomar decisiones conscientes sobre uno mismo para tener una vida plena. El bienestar es una combinación de diferentes aspectos que se interconectan.
Según el doctor Bill Hettler del National Wellness Institute, para llegar a tener un estilo de vida saludable tienes que considerar seis dimensiones:
- Bienestar laboral: Esto significa que tienes el trabajo de tus sueños. Que elegiste la carrera u oficio que te llena y has desarrollado las habilidades para obtener un compromiso sólido de trabajo.
- Bienestar físico: Realizar una actividad física regularmente, además de practica hábitos alimenticios correctos. Se basa—en pocas palabras—comer bien y hacer ejercicio de acuerdo con tu edad y cuerpo.
- Bienestar social: Que contribuyas, dentro de tus posibilidades, al cuidado del medio ambiente y tu propia comunidad. En esta perspectiva los valores de solidaridad y compromiso hacia los demás están latentes.
- Bienestar intelectual: Explorar tus habilidades, expandir tus límites, resolver problemas y aprender mediante la creatividad.
- Bienestar espiritual: No necesariamente identificarte con una religión, sino encontrarle significado al propósito de la vida humana.
- Bienestar emocional: Es reconocer y aceptar las emociones y sentimientos, incluida la forma en que manejas estrés, ansiedad y felicidad. Te conoces a ti mismo y no tratas de negar lo que sientes, sino lo canalizas.
Para decirle a tu mente que es tiempo de modificar las conductas autodestructivas, tienes que modificar el chip y el modo en el que viviste por años. No es fácil, pero pregúntate: ¿es necesario? Cuando tomes la decisión para realmente hacer un cambio en tu estilo de vida, no dudes. Enfócate en la meta que propusiste y en cómo va a beneficiarte.
Hay muchos aspectos a considerar y por eso el cambio no es inmediato. Lo más importante es reconocer que el bienestar no es una moda ni una tendencia. El bienestar puede ser tema del momento, pero cuidar la salud y tranquilidad no pasan de moda. Considera lo que quieres corregir y por dónde empezar. Ten en cuenta que será un proceso largo. No tires la toalla.
La vida se trata de desafíos y cómo los enfrentamos, ¡comience a vivir una vida saludable!